La invitación marca el comienzo de la celebración, y lo mejor es empezar con buen pie, ¡así que cuidad mucho vuestra elección! ¿De tú o de Usted? ¿A nombre de quién las envío? Éstos son sólo algunos de los detalles que hay que tener presente a la hora de confeccionar invitaciones de boda. La invitación se considera la carta de presentación de los novios, y debe asimismo dar una idea de cómo será el tono de la ceremonia sin perder la personalidad de la pareja: divertidas, clásicas, sencillas, vanguardistas...
La elección de la invitación a vuestra boda es un pequeño gran detalle con mucha importancia ya que es la presentación oficial del enlace y la que muestra a vuestros invitados que tipo de boda estáis organizando. Así, si optáis por una boda tradicional y protocolaria no dudéis en enviar una invitación clásica: la de toda la vida. Papel hecho a mano, color beige tamaño DINA 3, doblado en 4, impreso con tinta oscura y metida en un sobre con cierre de pico y lacrado con las iniciales de los novios. Éste es el ejemplo más clásico, a partir de ahí podéis ir haciendo pequeñas variaciones que darán como resultado una invitación clásica pero un poco más personalizada, un poco más vuestra. Si vuestra boda se va a desmarcar de todo lo convencional, podéis decantaros por una invitación original, aquí se admite cualquier tipo de color, material, textura… desde fotografías a flores, lo que se os ocurra, pero recordad que siempre debe de ir acorde con el estilo de la boda y, sobre todo, con vosotros. Nuestra recomendación es que si vais a hacer algo informal procuréis que sea exclusivo y no un diseño ya predefinido. Si queréis dejar a vuestros invitados deslumbrados y lo vuestro es la originalidad y la innovación podéis optar por ideas tan novedosas como invitaciones con forma, por ejemplo, de una naranja que se abre por la mitad simbolizando la media naranja; invitaciones puzzle, que los invitados tengan que montar, también se puede optar por un juego de pistas o un acertijo en el texto de las invitaciones para indicar el lugar y la fecha (aunque puede ser algo arriesgado) o personalizar la invitación de boda con una foto vuestra.
Respecto al texto, igual que el diseño, podéis utilizar el clásico o escribir de manera informal aquello que creas más idóneo para convocar a tu familia y amigos. Recordad que, según el protocolo, siempre se escribe antes el nombre de la novia y no el del novio. Lo más habitual es que en la cabecera aparezcan los nombres de vuestros padres. A continuación, un breve texto que invite a asistir al enlace, y más abajo los nombres del novio y de la novia. Lo siguiente es informar de la fecha, hora y lugar de la boda, la recepción y el banquete, rogando la confirmación de asistencia a través de un número de teléfono o de la tarjeta de confirmación. En el caso de que seáis vosotros mismos los que invitéis a la boda, la tarjeta será mucho más sencilla e informal, e irá encabezada por vuestros nombres, en este caso, el tono suele ser más distendido y relajado. Sea quien sea quien firme las invitaciones, el protocolo manda que sea la dirección de los padres de la novia la que aparezca como remitente en el sobre. Un detalle que debemos cuidar siempre es la caligrafía al escribir a mano los nombres en el sobre. Si estáis dudando entre un diseño y otro, también podéis, encargar 2 tipos de invitación, una clásica para los mayores y otra más alegre para la gente joven. Otro consejo, si os decidís a hacerlas vosotros mismos, aseguraos de que el trabajo final es aparente; aunque es verdad que sale algo más económico, salvo que seas un artista, el diseño será siempre más sencillo y limitado y muchas veces el esfuerzo no se ve recompensado.